A finales del siglo XX el municipio experimentó una extensión urbanística muy importante que sumado al proceso de desindustrialización ha acabado convirtiendo al municipio en residencial.
El término municipal de San Vicente del Raspeig, se configura como un gran glacis-terraza que desciende desde la alineación Maigmó-Ventós, con un relieve claramente diferenciado entre la zona montañosa septentrional y los suaves llanos inclinados del sur.
Escasean las fuentes de agua, apenas un par (Carranchalet, Lagunas de Rabasa y El Sabinar) y barrancos o ramblas que sólo llevan agua de manera estacional, como la rambla de Rambuchar (tributario del barranco de las Ovejas).

El medio climático es el típico del litoral mediterráneo, aunque con índices de aridez superiores a los normales del resto de la región. Las medias climáticas oscilan entre los 12 °C de enero y los 30 °C de julio y agosto, mientras que las lluvias no pasan de 340 mm anuales, y además están desigualmente repartidas a lo largo del año. La mayoría de las lluvias se dan en otoño durante el mes de octubre, y en primavera en el mes de abril. Los días de lluvia son 38 al año.
No tiene vegetación arbórea, exceptuando la cultivada y algunos grupos de pinos en las fincas y chalets. La maleza que crece en las zonas no cultivadas es la propia del clima mediterráneo, como el esparto, el romero, la carrasca, etc. La riqueza del suelo es ya de por sí limitada pues predominan terrenos de capacidad agraria mediocre (de tipo horizonte C) a excepción de los alrededores del núcleo urbano donde aparece un manto edáfico de mayor potencionalidad (horizonte de tipo B).
Tampoco son extraordinarias sus fuentes de materias primas, a excepción de los afloramientos triásicos del Keuper (arcillas, yesos, etc.), muy abundantes en toda la cuenca de la Rambla de Rambuchar, susceptibles de un uso cerámico o las vetas de ocre de la sierra Pelada (valle del Sabinar), explotadas como materia colorante desde la segunda mitad del siglo XIX.
La investigación documental no puede probar todavía la presencia ibera, romana, o árabe en el término municipal actual de San Vicente del Raspeig. Existen referencias escritas sobre la localización de monedas, esculturas o estelas romanas en la obra del historiador oriolano José Montesinos realizada en 1.795 o en la de Figueras Pacheco de 1.920 - 1.927 pero no tienen todavía la confirmación documental o arqueológica.