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El municipio de Mula pertenece al mismo dominio climático que la ciudad de Murcia. Disfruta de un clima mediterráneo seco (mediterráneo árido) caracterizado por la escasez e irregularidad de precipitaciones con un total pluviométrico anual que varía notablemente. La precipitación anual es de 340 mm, es enero el mes más seco y octubre el más húmedo. Su temperatura media anual de 18,2°C sitúa a Mula ligeramente por encima de los 18°C que separa las variantes fría (BSk) y cálida (BSh) de este tipo de clima. Con inviernos suaves y veranos calurosos, llega a tener más de 300 días de sol al año. Las temperaturas oscilan entre los 16 °C y los 4 °C de enero y los 34 °C y los 20 °C de agosto, si bien se superan los 40 °C muchos veranos.
La economía de Mula se sustenta principalmente de explotaciones agrícolas tanto de secano como regadío. El sistema pionero en España de regadío de la Comunidad de Regantes del pantano De la Cierva, supuso un cambio revolucionario que permite una mejor gestión de los recursos hidráulicos y en el que actualmente se basan numerosas actuaciones en el resto del país. Un papel muy importante en la economía municipal lo juegan las industrias conserveras de elevada entidad a nivel internacional. Con la ampliación de las comunicaciones con la capital, la economía de Mula está siendo absorbida por la ciudad de Murcia, transformándose así Mula en una ciudad satélite o ciudad dormitorio. En el 2.004 fue inaugurado el polígono industrial "El Arreaque" abriendo a la ciudad a nuevas posibilidades industriales.
Las calles y plazas de Mula son recorridas en Semana Santa por un gran número de piezas de imaginería que durante el resto del año han descansado en parroquias y ermitas. Es ahora el momento de engalanarlas y sacarlas a la calle sobre sus tronos en busca de los ojos de muleños, visitantes y penitentes. Viernes de Dolores, Domingo de Ramos por la mañana, Miércoles, Jueves y Viernes Santo a la caída de la Tarde, Jueves Santo de madrugada y en la mañana del Domingo de Resurrección, las esculturas de destacados seguidores de la escuela de Francisco Salzillo o de nuevos imagineros apadrinados por el mecenazgo de recientes cofradías (como José Sánchez Lozano o Ramón Cuenca respectivamente), se mezclan con la luz, el color y la suave temperatura de la temprana primavera. Pero antes de que la cera de las velas haya goteado las empinadas calles con la primera procesión, Mula ya ha escuchado el peculiar sonido de su Semana Santa. La Noche de Los Tambores es la fiesta más singular que tiene lugar en Mula a lo largo de todo el calendario.
El Martes Santo a las 12 de la noche, la campana del Reloj de la Villa señala el momento en el que a los miles de tamboristas, reunidos en la Plaza del Ayuntamiento y vestidos con túnicas negras, les es “permitido” hacer sonar las cajas de sus tambores. Ininterrumpidamente y hasta las 4 de la tarde del Miércoles Santo, la ensordecedora música acallará cualquier otro atisbo de sonido provenga de donde provenga. El Viernes Santo desde la mañana y el Domingo de Resurrección desde el mediodía vuelve a repetirse el episodio dentro de los horarios que el Bando de la Alcaldía establece y difunde antes del comienzo de la Semana Santa.
El origen de esta singular fiesta, declarada de Interés Turístico Nacional, parece que distaba mucho de rendir fidelidad al recogimiento de la Semana Santa que siempre han divulgado los poderes eclesiásticos. Las ordenanzas municipales recogen, al menos desde mediados del XIX, recomendaciones para el buen comportamiento de los habitantes de la Villa y prohibiciones expresas de “andar por las calles con tambores” si no es dentro de las procesiones y con permiso de la autoridad. Debió ser en este siglo y por estas fechas cuando se consolida la costumbre, asociada al pueblo y denostada por la iglesia y por la clase burguesa. Tras este controvertido nacimiento del toque del tambor en Mula, llegaron los continuos impedimentos que los tamboristas encontraron a lo largo de los siglos XIX y XX. Todas estas trabas puestas a la fiesta del tambor estaban encabezadas por la Iglesia y el Ayuntamiento, pero cuanto más se reafirmaban los contrarios a la fiesta, ésta parecía reavivarse, aunque casi siempre bajo un continuado y exhaustivo control municipal.
Los Habitantes de la Localidad son 17.700 a Principios del año 2.025
Ayuntamiento de Mula
Mula siempre es una localidad muy Encantadora

Bandera de Mula
C.P. 30170
Siendo joven entró al noviciado franciscano, el cual abandonó. Su padre lo envió a Manila en Filipinas, para que se dedicara al comercio. Allí encontró una vida mundana que lo deslumbró, sin embargo al poco tiempo reconsideró su vocación y regresó con los franciscanos de Manila.
Comidas y Gastronomía de Mula
Mula es una tierra de contrastes, de paisajes kársticos que se unen a zonas llenas de huerta, donde abundan limoneros, naranjos, cultivos de secano etc. Esta mezcla hace de La Puebla una pedanía con un carácter singular, como peculiar es su gastronomía.Las recetas de esta pedanía aprovechan los abundantes recursos de su característico paisaje, de manera que en los platos podemos encontrar tanto productos de regadío como de secano.

Otros platos pertenecientes a la tradición del lugar, que se repiten también en la gastronomía de otras comarcas, son el arroz con conejo o con caracoles y las gachasmigas, muy típicas de esta zona de Murcia.Pero si por algo destaca Mula es por la típica Talvina, plato de origen árabe y que consiste en una torta blanda de trigo cocida en sartén a la que se incorporan pimientos secos y ajos tiernos, adornándose con tocino asado y morcilla o longaniza y siendo servida normalmente en cazuela de barro.
La pedanía de Los Baños de Mula se distingue por el conjunto de Balnearios que existen en ella. Se trata de un lugar muy apropiado para descansar y beneficiarse de las cualidades curativas de las aguas que por allí corren. En esta tierra se expanden una gran cantidad de huertas de limoneros, naranjos y albaricoques, entre otros cultivos. Sin embargo existe una porción de desierto que poco a poco se va abriendo paso con grandes barrancos erosionados.
La Patrona de Mula es La Virgen del Carmen
Queridos feligreses, vamos a celebrar con gozo y alegría las fiestas de nuestro querido Niño Jesús de Mula, la de Nuestra Patrona la Virgen del Carmen y la de nuestro Patrón San Felipe Mártir. Son días de acercarnos a ellos con devoción, pues representan para nosotros lo más grande que tiene la Ciudad de Mula; un tesoro que sólo desde la fe se puede apreciar.
La devoción a nuestra Patrona la Santísima Virgen del Carmen es antiquísima: El día de Pentecostés, ciertos piadosos varones, que habían seguido la vida de los Profetas Elías y Eliseo, abrazaron la fe cristiana, siendo ellos los primeros que levantaron un templo a la Virgen María en la cumbre del Monte Carmelo. Estos religiosos se llamaron hermanos de Santa María del Monte Carmelo.
El Santo Escapulario es una insignia sagrada, es el símbolo de la bondad universal del maternal y entrañable cariño que la Virgen del Carmen siente por todos sus hijos y devotos; de aquí radica la gran devoción que todos los cristianos profesan al Santo Escapulario y a la Virgen del Carmen.
¡VIVA LA VIRGEN DEL CARMEN!
¡VIVA SAN FELIPE MÁRTIR!
¡VIVA EL NIÑO JESÚS DE MULA!
Párroco de San Miguel Arcángel
Escudo de Mula
El Convento de San Francisco cuenta con elementos arquitectónicos y arqueológicos de gran valor patrimonial y potencial interpretativo. Se trata de zonas que merecen ser explicadas para mostrar al público el edificio y su historia a lo largo de los siglos.
LA PUERTA DEL CONVENTO
El cambio de uso del Convento tras la desamortización de Mendizabal en 1.836, provocó que la puerta de acceso terminara oculta tras la escalera de una vivienda. Obra de cantería de finales del siglo XVI, el vano está compuesto por sillares rectangulares labrados en travertino de la cantera local de Los Baños de Mula. Se trata de una puerta adintelada, similar a otras ubicadas en diversos palacios de Mula. Justo en la clave del dintel, se puede apreciar la impronta de un posible escudo o emblema que iba colocado en dicho lugar. Sobre el mismo, se documentó una hornacina realizada en yeso, coronada por un cuarto de esfera en forma de concha destinada a contener una escultura, posiblemente un San Francisco o una Purísima Concepción. Junto a lo hornacina hallamos restos de pinturas que representaban jarrones con azucenas y pavos reales.
EL VÍA CRUCIS
A lo largo del claustro, tanto en la planta baja como en la primera se conservan los restos de las estaciones que conformaban el vía crucis. Éstas fueron en las paredes interiores del claustro, representando la devoción en los misterios dolorosos de Cristo, que se meditan y contemplan caminando y deteniéndose en cada uno de los episodios más notables de la Pasión.
La difusión del ejercicio del vía crucis ha estado muy vinculada a la orden franciscana, aunque no fue San Francisco quien lo instituyó tal como lo conocemos, la orden, fiel al espíritu de su fundador, propagó esta devoción.
El vía crucis consta de 14 estaciones, añadiéndose en ocasiones una decimoquinta, dedicada a la resurrección de Cristo. Las estaciones tienen un núcleo central, expresado en un pasaje del Evangelio o tomado de la devota tradición cristiana. Ese núcleo central suele ir precedido y seguido de diversas oraciones, según las costumbres y tradiciones de las diferentes regiones o comunidades eclesiales. En la práctica, mientras se va de una estación a otra suelen introducirse cantos y rezos.
LA PORTADA ORIGINAL DE LA IGLESIA DE LA PURÍSIMA CONCEPCIÓN
Es el hallazgo más importante realizado en el Convento de San Francisco y en la Región de Murcia en los últimos años. Labrada en travertino de la cantera local de Los Baños de Mula, la portada se halló dentro del claustro tras realizar una cata arqueológica en la planta primera. Formada por un alfil y un arco de medio punto, estaba oculta bajo el pavimento y la bóveda del claustro. Destaca la clave del arco, que presenta un jarrón de azucenas, emblema de Santa María, bajo el que se desarrolla un epígrafe en letra gótica que nos dice que el Obispo Esteban de Almeida, puso la primera piedra para edificar el templo el 13 de octubre de 1.547. Sobre la portada, se hallaron los restos de una cubierta de madera que cubría dicho acceso.
LA PUERTA DEL HOSPITAL
Se trata del acceso principal al Hospital, cuyo edificio, anexo a la iglesia de la Purísima Concepción, fue el origen del actual Convento de San Francisco. El vano está realizado en ladrillos macizos trabados con mortero de cal, formando un arco rampante que alojaba una puerta de doble hoja cuyos quicios aún se conservan en un dintel de madera provisto para tal efecto en la parte interior de la nave.
El hospital, que se edificó a mediados del siglo XV, fue desalojado en 1.576 para que se hospedaran en él los frailes franciscanos llegados a Mula mientras se edificaba el Convento. La demora en las obras provocó que los frailes solicitaran al Obispado quedarse con la iglesia y el hospital, lo que les fue concedido, trasformando la edificación hospitalaria en parte del Convento.
EL PATIO
Pieza fundamental del Convento a la que se accedía por el ala este del claustro. El actual patio es una obra de la segunda mitad del siglo XVIII. En él, se instalaron dos aljibes circulares con bóveda de cañón en cuya abertura se colocaron sendos brocales de pozo de una sola pieza en travertino rojizo de la cantera local de los Baños de Mula. Cada brocal presenta una pila y un rebosadero, junto a una estructura de forja para elevar el agua y cerrar el pozo.
De forma cuadrada, el patio presenta una pavimentación realizada a base de un encintado perimetral de piedra de cuyas esquinas parten otras cuatro cintas que convergen en el centro del patio, donde una atarjea distribuye el agua pluvial hacia los aljibes. De esta forma se producen cuatro triángulos cuya pavimentación se realizó a base de losas cerámicas.
EL REFECTORIO
LA ESCALERA CONVENTUAL
Las Pedanías de Mula son:
El Niño, Casas Nuevas, Fuente Librilla, La Puebla de Mula, Los Baños de Mula, Los Ojos y Yéchar.