Aledo se encuentra al pie de la vertiente meridional de Sierra Espuña dentro de la comarca murciana del Bajo Guadalentín.
Principalmente agrícola, se cultiva de modo intensivo la uva de mesa en parral y en menor grado, el clavel. Asimismo, Aledo es un importante foco de la alfarería tradicional murciana.
La iglesia, primitiva parroquia de esta villa, fue fundada por los Maestres de la Orden de Santiago después de la Reconquista y consagrada a Nuestra Sra. de la Asunción en 1.741.Debido al mal estado de conservación del templo primitivo, el 15 de julio de 1.761; se termina el expediente para dar comienzo a la construcción de una nueva iglesia. La construcción se termina en 1.804 gracias a la aportación del comendador y Rey de Etruria D. Carlos Luis de Borbón.
La imagen titular es de corte gótico, sedente y con el Niño sobre su rodilla, originaria del siglo XVI. Otra escultura destacada es la Virgen de la Aurora (1.775), de Francisco Salzillo.
El Castillo de Aledo, estratégicamente situado entre las sierras Espuña y de la Tercia, se sitúa, al igual que el núcleo urbano de Aledo, sobre un macizo escarpado, delimitado en 3 de sus 4 lados por los barrancos de Borrazán al oeste, La Fontanilla al este, y la rambla de los Molinos al sur.
Fue construido en la Alta Edad Media por los musulmanes para favorecer la defensa de un enclave de gran valor, un altozano en la falda meridional de Sierra Espuña que vigila un amplísimo territorio, principalmente el valle del Guadalentín, pasillo de comunicación entre Levante y las tierras del Reino de Granada. En días claros se llega a divisar incluso la costa mediterránea.
Debido a la importancia estratégica del mismo, para poder abastecerse ante posibles asedios la propia construcción original incluía un sistema de abastecimiento de agua.En 1.088, el noble castellano García Giménez tomó el castillo de Aledo aprovechando el desconcierto musulmán tras la caída de Toledo (1.085) y las disensiones entre los gobernadores murcianos y el emir sevillano, iniciando así el hostigamiento de los territorios andalusíes durante años. Este hecho motivó (junto a la toma de Toledo) la intervención del califa almorávide en la península.
La primera campaña árabe contra Aledo racasó estrepitosamente, el emir de Murcia Ibn Rashiq acabó por colaborar con Alfonso VI de Cstilla y socorrió a los sitiados. Aunque los cristianos desbarataron el cerco musulmán, la incomparecencia de El Cid en Aledo supuso su segundo destierro.Tras tres cercos infructuosos de los almorávides, finalmente en el 1.091 - 1.092 los castellanos decidieron abandonar la plaza dadas las dificultades para seguir defendiéndola, siendo conquistada por los almorávides.
Una vez incorporada la Taifa de Murcia a la Corina de Castilla, Aledo pasó a pertenecer a la Orden de Santiago, bajo cuyos auspicios se reconstruyó la Torre del Homenaje, que es el componente más conspicuo y visitado de la fortaleza que hoy es observable. Todo el conjunto está declarado Bien de Interés Cultural por la disposición adicional segunda de la Ley 16/1.985, de 25 de junio del patrimonio histórico.
También puedes probar las gachasmigas. Son unas gachas de harina que los lugareños preparaban los días de lluvia, ya que no podían labrar el campo. Así, podían digerir esta pesada comida con una buena siesta.
Otro plato que es recomendable comer en Aledo es la ensalada pimpirrana. Está elaborada a base de tomate triturado, pimientos de ñora, bacalao y otros productos de la tierra. También destaca la bebida conocida como mantellina. La preparan los aledaños con anís, agua, miel y limón.
Es la nueva Eva, símbolo de la maternidad y la fecundidad. Está muy en la línea del Gótico. Podría decirse que es una imagen de transición entre el Gótico y el Renacimiento.
Es una imagen que invita a su contemplación. Lo mismo que la del Niño. El conjunto en sí hace participe de la escena a quien lo contempla.La talla tiene la función de sagrario o relicario. Es una obra de extraordinaria calidad. Fue restaurada en 1.999, por lo que la policromía está en perfectas condiciones.
Actualmente, las Fiestas Patronales de Aledo giran en torno a dos ejes principales: las Procesiones y las Verbenas Populares. Puede afirmarse que son unas celebraciones tradicionales, que conservan el sabor añejo y popular de una localidad agrícola y peculiar como Aledo.El día 26 de agosto se celebra la festividad de la Patrona y titular de la Iglesia Parroquial, Santa María la Real. La imagen mariana sale en procesión, recorriendo las calles del casco antiguo de la villa. Dos días más tarde, el 28 de agosto, se celebra la festividad del Patrón de Aledo, San Agustín, que también sale en procesión.
La incipiente expansión de Aledo derivó en numerosos pleitos de límites con los concejos vecinos de Lorca, Alháma y Mula. Dentro de los límites de este último, la encomienda de Aledo poseía el lugar de Pliego, núcleo mudéjar con un castillo, que servía de refugio a la población. La frontera del reino de Murcia con el Islam dio protagonismo histórico y razón de ser a Aledo durante dos siglos y medio. En ese período el hecho de armas más significativo fue la batalla de los Alporchones (17 de marzo de 1.452).
Las tropas de Lorca y Murcia derrotaron a las huestes procedentes del reino nazarí de Granada. El comendador de Aledo, Alfonso de Lisón, mató al alcalde de Baza y apresó al de Almería, que murió a causa de las heridas. Lorca, agradecida por la ayuda, concedió a Aledo parte de su territorio. En 1.489 un contingente militar de Aledo, junto a veinte caballos, acompañó a los Reyes Católicos en su ofensiva sobre el reino de Granada.
Con la definitiva Reconquista de Granada en 1.492, la villa de Aledo perdió su condición de baluarte fronterizo de primera importancia y comenzó a decaer en favor de su arrabal, Totana. En 1.494, los Reyes Católicos, administradores de la Orden de Santiago, confirmaron los privilegios de la villa de Aledo, quedando sus pobladores exentos de pagar toda clase de tributos. Desde finales del siglo XV la seguridad del bastión fortificado de Sierra Espuña dejó de primar, en beneficio de las tierras cercanas al Guadalentín, más fértiles y mejor comunicadas.
Como consecuencia de la revuelta comunera, la fortaleza y el caserío de Aledo quedaron muy dañadas. Ello fue un incentivo más para que la capitalidad del municipio se trasladase a Totana, especialmente por los deseos de las familias más ricas de explotar y controlar la tierra. Se invertía la situación existente desde el siglo XIII, Aledo pasaba a ser arrabal de Totana. En 1.550 se acordó que las reuniones del Concejo se celebrasen en Totana y se nombró un pedáneo para Aledo. Tres años después, el Papa Julio III, mediante una bula, aprobó el traslado de la encomienda santiaguista a Totana.
Al contrario que otras encomiendas santiaguistas como Ricote, en Aledo no había población mudéjar, exceptuando Pliego, dependiente del comendador de Aledo. Cuando se produjo la sublevación morisca de la Alpujarra granadina en 1.568, un centenar de hombres de Aledo, al mando del capitán Juan Mora, se integraron en las huestes de Lorca. Lucharon en la Sierra de Guadaque, Berja y el Almanzora. Tras la guerra, 86 moriscos granadinos fueron establecidos en Aledo y Totana, siendo deportados por el puerto de Cartagena en 1.610.
La población de Aledo estaba obligada, por la Ley de las Siete Leguas, a socorrer militarmente a otras poblaciones como Mazarrón o Cartagena, en caso de incursiones berberiscas. A tal efecto existían durante el siglo XVII dos compañías, una de caballería y otra de infantería. A inicios del siglo XVIII, con motivo de la Guerra de Sucesión Española, el reino de Murcia (y con él Aledo) tomaron parte en favor del pretendiente borbónico al trono español. Bajo el mando del obispo de Cartagena y capitán general de los reinos de Valencia y Murcia, Luis Belluga, se sacrificaron hombres y dinero. Como agradecimiento al apoyo prestado, Felipe V confirmó los privilegios históricos de Aledo y Totana, concediendo además el título de 'Noble' para su escudo.
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